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Foto: Nicolás Aboaf
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Hace cuatro años llegaba de la mano de Matias Almeyda, procedente de un Vélez que arrasaba con su fútbol en Argentina y donde Marcelo Barovero ya se había consagrado campeón en dos oportunidades, una de ellas como titular. Si bien el primer torneo que disputo con River no fue bueno a nivel futbolistico, el había demostrado ser una de las figuras de ese equipo que luego quedaría en manos de Ramón Díaz para las ultimas dos fechas.
Sus torneos siguientes también lo tuvieron como figura y estandarte del equipo millonario que en el 2013 solo consiguió un subcampeonato y un paupérrimo 17º puesto en los torneos locales. Luego de consagrarse con Ramón en el torneo local y con la ausencia de Fernando Cavenaghi, llegaba Marcelo Gallardo y lo designaba capitán. Siempre importante, siempre figura, poniendo el cuerpo para sacar todo tipo de pelotas, para sacar ese penal a Emmanuelo Gigliotti en la semis de la Sudamericana, para sacar con el pie ese derechazo de Cardona en la final y para ser importante en las dos finales de la Recopa.
La edad le juega en contra, pero sus actuaciones son meritorias de una citación de Martino para el arquero santafecino. Es el mejor arquero del fútbol argentino, para trapito, la Selección.
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