Vistió la banda por primera vez en 1983, nadie podría llegar a pensar que un hombre de la hermandad uruguaya, pisaría suelo argento para hacer historia. Cada equipo era su victima, cada arco su objetivo, cada grito de gol su alegría. En el torneo metropolitano de 1984 fue el goleador, pero su mejor temporada seria en el año 1986. Toda critica recibida al arribar al club mas grande de Argentina fue borrada.
Campeón del torneo local, siendo otra vez el máximo artillero. Decidió buscar otro rumbo, era Francia su destino, también paso por Italia, pero su corazón esta ubicado en el país que lo vio brillar por primera vez en ese estadio Monumental que tanto lo disfruto.
A mediados del año 1994 pegó la vuelta, para ganar absolutamente todo. Es tan grande que si debo hablar del Enzo, los laureles, los elogios quedan chicos diría Ignacio Copani. Campeón invicto, goleador, baile y vuelta en la Bombonera, ¿Que mas se le puede pedir?
En 1996 llegó la segunda Copa Libertadores, capitán, estandarte y figura del equipo. Levanto el trofeo en un estadio repleto de 65 mil almas. Todavía quedaba mucho por dar en ese noble caballero, de sangre azul y armadura blanca y colorada su armadura. Tricampeon, supercopa, todo sumaba en sus palmares en el equipo que ya era ídolo, indiscutido.
En agosto de 1999 su partido despedida en un Monumental que explotaba, en un partido contra Peñarol donde pudo jugar unos minutos con sus dos hijos. En su cumpleaños 53 se lo recuerda, por las alegrías que le dio al mas grande, por esos goles inolvidables, por su amor incondicional a la camiseta. Quiero verte una vez mas querido INMENZO quiero verte una vez mas te lo suplico.
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